A medida que pasa el tiempo el organismo se enfrenta a diversas etapas, se debe tomar conciencia de su importancia para que en cada una de ellas exista una alimentación adecuada que se traducirá en una mejor calidad de vida. La llegada de la menopausia nos exige este tipo de cambios que no podemos posponer ya que los cambios físicos se identifican con mayor facilidad. Realizar cambios en la alimentación conforme pasan los años es obligatorio si se pretende vivir más y en mejores condiciones.
Cuida la salud de tus huesos
Es la salud de sus huesos una de las mayores preocupaciones por temor a la osteoporosis. Una alimentación adecuada podría prevenir esta situación, siempre que se atienda desde décadas anteriores. Ante el consumo en exceso de carnes, el organismo lo compensa mediante la extracción del calcio como alcalinizante, lo que con el tiempo puede derivar en descalcificación ósea, fracturas y osteoporosis. El exceso proteico además se asocia a una mayor ingesta calórica; más colesterol y grasa saturada, y más sodio. Debemos ajustar la ración proteica, incluir sólo una ración de proteína animal al día varias veces por semana, y complementar la dieta con proteínas vegetales debe ser el propósito de cambio.
En la etapa de la menopausia no es justificado recomendar mayor consumo de leche o lácteos enriquecidos en calcio, con el fin de prevenir fracturas u osteoporosis porque no resulta efectivo. Un estudio prospectivo a nivel mundial, 'Nurses Health Study', recoge los resultados del análisis dietético de 77.761 mujeres de entre 34 y 59 años elaborado durante 12 años consecutivos para determinar si la mayor ingesta de leche y derivados ricos en calcio durante la edad adulta puede reducir el riesgo de fracturas. Pero no encontraron pruebas.
En conclusión: el consumo de lácteos, a partir de cierta edad, no ayuda a fortalecer los huesos. El riesgo de fracturas o de osteoporosis es menor si se mejoran las condiciones de absorción intestinal del mineral (más vegetales, alcalinizantes y ricos en potasio y en calcio) y se eliminan los factores que producen pérdidas de calcio de los huesos (menos sodio, proteína animal y fósforo).
Atención a lo que comes
Los cambios a realizar limitar la sal de mesa y los productos procesados, enlatados, ahumados y curados, ajustar la ración de proteína animal, consumir más vegetales, comer cada semana sardinas de lata y practicar ejercicio.
Las Grasas en general, las mujeres premenopáusicas están protegidas contra los efectos adversos cardiovasculares a pesar de registrar una mayor proporción de grasa corporal que los hombres. Pero esta protección se altera con los cambios metabólicos de la menopausia, una transformación en la morfología de la grasa corporal. Con los años, el riesgo cardiovascular se iguala entre hombres y mujeres. La composición de la dieta también es determinante.
Cambios que benefician
Los cambios a realizar es utilizar aceite de oliva virgen extra como aderezo, apostar más por el pescado que por la carne y consumir semanalmente pescado azul -fuente natural de omega-3-, nueces y/o una cucharada sopera de aceite de lino.
Las enfermedades degenerativas se hallan asociadas a la edad, desde cataratas, afecciones cardiovasculares y artrosis hasta cáncer. Aunque ningún alimento por sí solo es responsable de la curación o prevención de enfermedades (salvo en caso de alergias e intolerancias alimentarias), los antioxidantes de los alimentos se revelan protectores, de ahí que la apuesta a cualquier edad debe dirigirse hacia su mayor consumo.
Como recomendación, conviene poner la nota de color en los menús con variedad de frutas y hortalizas de temporada, presencia obligada de brócoli y frutas rojas (arándanos, grosellas, moras, fresas). El té verde, rico en antioxidantes, resulta un perfecto sustituto del café, siempre en su justa medida.